martes, 6 de julio de 2010

El burro, la cabra y el perro (Cuento “tradicional” Mauritano)

Lo primero que te llama la atención cuando llegas a un país nuevo son los códigos, normas y conductas que rigen el día a día de la gente. Aquí en Mauritania este choque es brutal para un “maketo” de barrio como yo. Esto puede ser debido a varias razones. Por ejemplo que antes de llegar a este país, poco o casi nada sabía del mundo Musulmán, que este país inventado hace 60 años, es en realidad un collage en transición entre la Africa Negra y El Magreb en el que metieron gentes con identidades culturales y procedencias bien diferentes: Pulares, Wolofs, Moros… y para más INRI la mayoría de ellos nómadas (¿Qué es un País para un nómada?)…
Pues esa es una de las tareas de los “Tubabs*” que vivimos en este País, descubrir cada día el por qué de las cosas.
Ayer el cuenta-cuentos Yahya Rajel me aclaró uno de los enigmas (no solamente Mauritano sino Mundial o Universal me atrevería a decir) que me ahogaban desde mi llegada al País y más sobre todo desde que empecé a conducir montado en mi Pajero Solitario (Alias “Camión”).

Camion

Este enigma es el del comportamiento de los animales en la carretera.
Si. Cuando circulas te encuentras en la carretera diversos animales y cada uno de ellos tiene un comportamiento diferente.
Hay muchos burros. Los burros son tranquilos y burros. Si quieren se plantan en medio con toda su calma, su paz interior y su conciencia muy tranquila y no hay nada que hacer.

Foto corteseia de A.P.A.. Gracias!

Ya puedes quemar el clacson, bajarte del coche y ponerte a bailar la danza del elefante o incluso dialogar amistosamente con él que solo se moverá si él quiere. Tiene pinta de tener la conciencia muy tranquila.
Luego están los perros, que incluso se enfurecen y ladran al vehículo que circula por la carretera. Algunos canes intrépidos desafiantes de la “fatigue (cansancio)” que impera en este País, se lanzan y se echan una carrera mostrando sus colmillos entre ladridos. Toda una proeza para el nivel de actividad de este país.
Y luego están las cabras, que coquetas y discretas se escapan a paso ligero del asfalto, como haciendo mutis por el foro.
Pues el cuenta-cuentos Yahya Rajel, nos desveló ayer el por qué de estos hábitos de conducta. (espero que me perdone Yahya y toda la tradición oral por mi salvaje adaptación)

Todo se remonta a años atrás, como no podía ser de otra forma. A aquellos tiempos en los que los animales viajaban juntos en manadas por el desierto, la selva, los prados… incluso tomaban juntos transporte público. Un buen día, un burro, un perro y una cabra tomaron un “Taxi-Brus” juntos para ir de Nouakchott a Rosso. Un Taxi-Brus es el transporte público Mauritano por excelencia. Son coches destartalados que se llenan hasta las cartolas de gente y mercancías, salen y milagrosamente en la mayoría de los casos llegan a su destinación.
Pues el burro, el perro y la cabra salieron en el Taxi-Brus dirección Rosso y en la primera parada para echar gasoil, comprar agua, un paquete de galletitas “Made in Mauritania” y hacer el rezo de las 17:00, el chofer les pidió el dinero del pasaje (1000 Ouguiyas por cabeza), para los gastos de la carrera.
El burro con su tranquilidad echó su pezuña a la alforja y sacó un billete de 1000 ouguiyas, que con toda su calma dio al chofer. El perro más activamente rebuscó en su zurrón y solo encontró un billete de 2000 Ouguiyas, que dio al chofer con una mirada de perro que demandaba la devolución de su cambio en la brevedad de lo posible. La cabra indignada por la petición del chofer, espetó en tono de enfado que en Mauritania toda la vida se ha pagado al llegar al destino, que nunca se paga antes, hmmmm!!!
Y así prosiguieron su viaje hasta llegar a Rosso.
Al llegar a Rosso, ya era casi de noche y todo se desenredó muy rápidamente, en un suspiro. En cuanto paró el taxi-brus los tres animales se bajaron del taxi-brus y la cabra salió escopeteada, haciendo mutis por el foro, perdiéndose en la oscuridad y librándose de pagar (lo que vulgarmente se conoce como un “Sinpa”), el chofer sin perder un segundo se montó en su taxi-brush y persiguió a la cabra para recuperar su dinero. El perro que todavía esperaba sus 1000 Ouguiyas de vuelta, corrió enfadado ladrando detrás del taxi-brush, demandando su dinero y el burro tranquilo con su conciencia por haber pagado correctamente el precio de su pasaje pensó: “Están locos estos Romanos….” Por eso hoy en día las cabras siguen escapando cuando ven un auto que se aproxima (no sea que les pida las 1000 Ouguiyas),los perros demandan cada vez más cansados sus 1000 Ouguiyas de cambio y los burros... pues ahí están! tranquilos con su conciencia.
Y colorin colorado, este cuento se ha acabado.


Desde ayer entiendo una cosa más de la Mauritania, una pequeña cosa más que no hace más que mostrarme más puertas a descubrir. Por ejemplo: Qué pasa con los camellos? Los camellos tienen un comportamiento diferente al de los tres amigos de la historia precedente…
Y sobre todo me abre la puerta de nuevas historias y tesoros mágicos inmateriales que corren y se mecen por las dunas. Historias que no se enfrentan al raciocinio de la verdad o la mentira. Para mí, la verdad es todo lo que me creo.



*Es como nos llaman los Mauritanos a los palidos de mas arriba del estrecho

jueves, 1 de julio de 2010

Mi presente anterior (Otra vez el Mismo Palel)

Antes de encarar mi presente actual y dado que la idea de hacer un blog me persigue desde un presente que ya casi recuerdo, tengo el compromiso de complacerme publicando aquí estas cuatro líneas que armé tras mi vuelta de Uruguay. Aprovecho también para agradecer anónimamente a la delegación vasca de Veterinarios Sin fronteras por haber cometido la “inconsciencia” de publicar este artículo en el primer número de su revista “Construyendo la Soberanía Alimentaria”. Otro agradecimiento anónimo también para mi compadre y compañero de viaje (en la cercanía o en la distancia), J.A.G., que también tuvo la gran idea de publicarlo en su Blog “clandestino”.
Voilà la primera REALIDAD:





OTRA VEZ EL MISMO PAPEL

En un lugar levemente ondulado y a orillas del Río de la Plata hay un paisito que lleva el nombre de otro río, el que lo dibuja por su lado oeste. Ese río y ese paisito se llaman los dos Uruguay, vocablo que, según la interpretación del poeta Juan Zorrilla de San Martín, significa “Río de los Pájaros Pintados” en Guaraní, idioma que sobrevivió a la “latinización” de América.

Tierra que vio como prácticamente todos sus pobladores indígenas, los Charrúas, fueron en 1831 conducidos a una emboscada y exterminados por el General Rivera en una zona que curiosamente es conocida como “Salsipuedes”, Uruguay trata de mantener una identidad cultural propia en la que hoy solo quedan retazos de recuerdo de aquellos primeros pobladores. Mucho más palpable es la herencia de antiguas colonizaciones sufridas, la de inmigrantes españoles e italianos en aquella dorada primera mitad del siglo XX, los influjos llegados a estas tierras en barcos repletos de esclavos desde el África sub-sahariana o el intercambio cultural con sus inmensos vecinos.

Pues si, ahí está él, haciéndose ver entre los gigantes Brasil y Argentina, humilde y amable, con sus 3,5 millones de habitantes y aproximadamente 176 mil km², ostenta el título de segundo país más pequeño de América del Sur (detrás de Surinam). Además de este “simpático” título, también ostenta (siempre entre sus compañeros de América del Sur) el de mayor índice de alfabetización y el tercer país (después de Argentina y de Chile), con mayor Índice de Desarrollo Humano (IDH).

El paisito se destacaba humildemente también a principios del siglo XX, cuando comenzó a ser conocido internacionalmente como "la Suiza de América" por ser pionero en diferentes ámbitos como la instauración de la educación pública gratuita, el derecho de sufragio femenino o las leyes de divorcio. A nivel económico la bonanza se hacía visible en grandes construcciones civiles realizadas con capitales provenientes de una economía basada en las exportaciones.

Para esas fechas Uruguay ya era esencialmente ganadero y quizá por ello, por su accesibilidad vía marítima y por alguna otra razón de carácter más geo-político se pudo “beneficiar” de los diferentes acontecimientos que tenían lugar en Europa: guerras, hambre, revoluciones industriales… Un claro ejemplo fue el Frigorífico Anglo y la II Segunda Guerra Mundial. La necesidad de exportación de carne manufacturada para dicha contienda contribuyó a un acelerado desarrollo de la ganadería y de la industria cárnica de transformación existentes.

Fundado en los prósperos años 20 por ingleses, el Frigorífico Anglo fue un reducto tecnológico que nada tenía que ver con la humilde realidad del sector cárnico Uruguayo de aquellos tiempos. Toda esa tecnología importada desde Europa y desembalada por ingenieros europeos, era mantenida en sus años más boyantes por más de 5000 trabajadores/as del Uruguay. Esta planta industrial, situada estratégicamente a la orilla del Río Uruguay, en la localidad de Fray Bentos, veía como por una puerta entraban vacas y más vacas y por la otra salían latas y más latas de “carne” procesada.




http://www.rau.edu.uy/uruguay/historia/anglo.htm


http://www.rau.edu.uy/uruguay/historia/anglo.htm

Según cuentan algunos vecinos de Fray Bentos, “cuando estaban los ingleses no se perdía nada, salvo el balido”. Aquellas latas de “Corned Beef”, de la entonces revolucionaria “carne licuada” o de otros compuestos alimenticios más difíciles de determinar, (que nada tenían que ver con los hábitos uruguayos de despiece de ganado, procesado de la carne y mucho menos consumo) maximizaban el rendimiento del ganado y saciaban las demandas de Europa.

Hasta que un día la gallina de los huevos de oro se murió, y se evaporó. Europa dejó de importar las latitas de carne y aquel mastodonte ya no tenía sentido para aquellos inversores europeos que simplemente orientaron sus negocios para otro lado, abandonando a su suerte tanto ese gigante de ladrillo y máquinas como a las 5000 personas que allí trabajaban y por su puesto, todo un campesinado ganadero desarrollado exógenamente en base a la exportación. Claro que hubo intentos por parte del gobierno uruguayo de revitalizar la planta de Fray Bentos, pero no llegaron los resultados y en 1979 la planta tuvo que cerrar definitivamente. Hoy alberga un museo de lo que supo ser en aquellos años.

Aunque muchas vacas de las que entraban en el frigorífico Anglo provenían de Argentina y/o Brasil, durante aquellos años se dio, lógicamente, un gran desarrollo de la ganadería en el Uruguay, orientándose a la agro-exportación ya que se aprovechó la coyuntura e interés que multinacionales diversas mostraban por la calidad de la carne Uruguaya. El sistema agro-exportador estaba instaurado, dejando un país a la suerte y capricho de esas multinacionales que alejaban al país de una posible soberanía alimentaría por la cual los campesinos pudieran dibujar su propio modelo de desarrollo.

La producción de carne y lana para exportación se viene manteniendo entre los principales rubros de actividad, manteniendo la economía de este país de renta media. Si bien el sector puede beneficiarse de unas ventajas competitivas que lo hacen aparentemente ejemplar (si atendemos al hecho de que es un sector ganadero familiar alimentado en praderas naturales y que mantiene del medio rural y una cultura característica del país, la gauchesca), se ha demostrado por activa y por pasiva que el modelo agro-exportador en el que se encuentra inmerso el sector no es sostenible.

Pero llegó una nueva gallina con los huevos de oro. Algo tan “inofensivo” como plantar árboles... la forestación.

En los años 80 Uruguay ha pasado a formar parte de la estrategia geopolítica de los centros de poder vinculados al sector forestal-papelero-celulósico. Dicha estrategia geopolítica fue retroalimentada por la famosa ley de 1987 (Nº 15.939) por la cual la forestación se declaraba de interés nacional y se otorgan jugosos beneficios fiscales y de infraestructuras para su desarrollo.


http://www.redes.org.uy/2007/06/01/analizan-impactos-de-la-forestacion-en-el-interior-del-pais/#more-983

Lejos de que la ley incentivara a pequeños y medianos productores del sector ganadero u otros a diversificar su actividad plantando pequeñas parcelas forestales, empezaron a aparecer por el país firmas Españolas, Estadounidenses, Finlandesas… movidas por sus propios intereses y seducidas por la coyuntura política favorable (apoyo de algunas agencias de Cooperación, el Banco Mundial o el Banco Interamericano de Desarrollo en forma de créditos para garantizar la viabilidad de las inversiones). Sería demasiado ingenuo pensar que la intención de estas firmas se acercaría a promover un desarrollo integrado, sostenible y endógeno del medio rural y no la de imponer sus faraónicas plantas de procesamiento de celulosa y sus monótonas e interminables plantaciones de eucaliptos.

Después de 22 años nos encontramos un paisito con más de 10 mil km² de eucaliptos concentrados básicamente en cuatro zonas del norte, litoral, centro y este del país.

Pensar en un paralelismo con aquel boom del sector cárnico en los años 20 es inevitable. Pero la forestación que se está dando hoy en Uruguay tiene unos matices que la hacen especialmente dañina. Las empresas que están construyendo plantas de celulosa de última generación tecnológica, también están comprando tierras en cualquier lugar que sea posible y plantándolas de eucaliptos. Esto conduce a una concentración y extrangerización de la propiedad de la tierra. Según se extrae de datos oficiales, de estudios realizados y de la propia lógica, las plantaciones de eucaliptos generan mucho menos empleo que la ganadería extensiva (considerada una de las menos eficientes en empleo generado por hectárea). Es más, el poco empleo que generan las plantaciones suele ser terciarizado, temporal, itinerante y mal remunerado. Esto está provocando que aumente la migración del campo a la capital, engordando las “Villas Miserias” o asentamientos irregulares emergentes en el cinturón de Montevideo.

El impacto ecológico de la forestación es alarmante en términos de destrucción de bosque indígena y biodiversidad. No hace falta recurrir a estudios para estimar los efectos sobre los recursos hídricos: solo decir que un eucalipto promedio extrae del subsuelo aproximadamente 22 litros de agua al día, que en una hectárea se suelen plantar 1000 eucaliptos y que los pobladores del campo denuncian que sus pozos se secan y eso que estamos en un país que siempre destacó por su riqueza hídrica y que por su subsuelo corre el acuífero Guaraní, uno de los más grandes del mundo. Por otro lado, un suelo sometido a varios años de monocultivo intensivo de eucalipto queda totalmente acidificado, sin materia orgánica, sin estructura, sin capacidad de retener nutrientes…

Una vez asegurada la materia prima de una forma rápida y eficaz, es el momento de instaurar las plantas para la producción de celulosa de papel. Las dos más sonadas son las de Ence-Española (en proceso de construcción) y la de Botnia-Finlandesa, la cual curiosamente decidieron construir en Fray Bentos. Es por ello que una visita a Fray Bentos te transporta por un pasado y un presente-futuro en el que los modelos agro-exportadores se siguen repitiendo. Con diferencias, claro, pero el modelo es el mismo. La tecnología que hoy emana de la planta de Botnia en Fray Bentos parece traída de otro planeta, al igual que sucedió con el Frigorífico Anglo en los años 20. Las repercusiones en el agro siguen siendo nefastas, incluso peores…

Ni siquiera parece haberse cumplido la típica (y en este caso ridículamente escasa) promesa de generación de puestos de trabajo asociados a la planta de Botnia. Esta vez también se ha construido un lujoso barrio residencial para los ingenieros finlandeses expatriados, sin embargo no era necesario construir un barrio obrero para hospedar la mano de obra local, ya que desde sus inicios, Botnia solo proyectaba generar 300 puestos de trabajo. Hoy en día en Fray Bentos hay paro y sus habitantes, desencantados con la megaplanta, dudan de que Botnia esté empleando a esos 300 uruguayos.

El modelo de desarrollo basado en el sometimiento de los intereses de las empresas multinacionales no solo se repite sino que empeora, ya que una recuperación post-boom forestal basado en el eucalipto se antoja complicada. La celulosa tiene a los medios de su parte. El gobierno del Frente Amplio (FA), de izquierdas y recientemente reelegido, no se ha opuesto al modelo forestal-celulosa (Iniciado por el Partido Colorado – Derecha), a pesar de que muchas de las corrientes que originaron el FA se fraguaron en base a la lucha campesina. Nunca es tarde si la dicha es buena.

Ahora es tiempo de que la sociedad civil de aquí y allá, organizada en asociaciones sociales, rurales, culturales, ecologistas… pongamos sobre la mesa los efectos y actuemos en contra de estos modelos de “desarrollo” que se alejan de la soberanía alimentaria y que ahogan recursos, cultura, familias, campesinos… gente.